En diez años vamos a estar en un Querétaro diferente. Será una ciudad donde los individuos trabajan colectivamente, una ciudad mejor, más humana, en la que el pensar y sentir de las personas sea el centro del quehacer cotidiano, donde alcancemos la integración y la otredad se convierta en los cimientos del aprendizaje, pues las personas enseñan y aprenden unas de otras, y el conocimiento deja de ser individual y se vuelve colectivo.